Para ensayar una
definición de proyecto se debe considerar, al menos, tres componentes que hace a
su naturaleza: i) las actividades
a ser implementadas son orientadas a un objetivo dado; ii) el tiempo necesario para la ejecución de las actividades
planificadas y, iii) los recursos
(humanos, financieros, técnicos, equipos, etc.) disponibles para hacer posible
la ejecución de las actividades.
Consiguientemente, un
proyecto está constituido por actividades ordenadas de manera secuencial que buscan alcanzar un
objetivo determinado, utilizando tiempos definitivos y apoyados por recursos programados
dirigidos a producir cambios en la realidad de manera eficiente, cuidando su
pertinencia y la calidad con la que debe ser encarada. Los cambios que se
buscan en la realidad pueden girar en torno a:
Con la ejecución de un
proyecto, se busca mejorar las condiciones y la calidad de vida de las personas
asentadas en un determinado territorio. Lo anterior, se convierte en un
supuesto indispensable para iniciar el diseño y formulación del proyecto. En el
proceso de ejecución del proyecto, se busca que la situación de inicio del
proyecto haya cambiado a la finalización del mismo:
Si somos conocedores
de que un proyecto modificará las condiciones y la calidad de vida de las
personas, también es importante tener la certeza de que un proyecto tiene un
tiempo de vida; es decir, tiene un principio y tiene un fin. La vida de un
proyecto al menos tiene tres etapas: i) diseño
y formulación; ii) ejecución y, iii) cierre. A lo largo de la vida del
proyecto, se desarrollarán acciones de supervisión, control, monitoreo para
culminar con la evaluación de los resultados alcanzados en función a los
objetivos planteados.
Pues bien, con lo
elementos planteados hasta ahora se puede identificar el ciclo de un proyecto
que tiene cuatro componentes: i)
Identificación del proyecto; ii)
Diseño y formulación; iii) Ejecución
y, iv) Evaluación.
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